A principios de año, en mi discurso a los miembros del Cuerpo Diplomático acreditado ante la Santa Sede, señalé entre los retos del mundo contemporáneo el drama de los desplazados internos: «Las fricciones y las emergencias humanitarias, agravadas por las perturbaciones del clima, aumentan el número de desplazados y repercuten sobre personas que ya viven en un estado de pobreza extrema. Muchos países golpeados por estas situaciones carecen de estructuras adecuadas que permitan hacer frente a las necesidades de los desplazados» (9 enero 2020).
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Hoy celebramos en Venezuela y en el
Mundo la 106ª Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado. El Santo Padre ha elegido para esta jornada el título: “Como Jesucristo, obligados a huir”. El Mensaje se centra en la pastoral de los desplazados internos, que hoy son más de 41 millones en todo el mundo. La reflexión parte de la experiencia de Jesús obligado
-como en tiempos de Herodes-
a huir para salvarse, desplazado y refugiado junto a sus padres.
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