MENSAJE A LOS TRABAJADORES EN SU DÍA.
de la Comisión Episcopal de Pastoral Social Caritas.
1ro de mayo de 2020

    1. Cada primero de mayo recordamos con admiración y gratitud a todos los trabajadores y trabajadoras de nuestro país y del mundo entero, porque a través de la obra creadora de sus manos, inteligencia y responsabilidad se va forjando la historia de la humanidad; a la vez, evocamos las luchas reividicativas llenas de sufrimiento para lograr mejores condiciones de vida personal y familiar. En esta jornada no debemos olvidar que Dios hace una invitación de trabajar la tierra (cf Gén 2,5-6), así como a custodiar el jardín del Edén (cf Gén 2,15); «cultivar y custodiar» los bienes creados por Dios por medio del trabajo, asegurando las condiciones para una vida digna y decorosa. El trabajo es esencial tanto como realización personal, así como producción de los bienes de vida y sostén de la familia.
    2. Esta jornada está asociada a la festividad de San José Obrero que la Iglesia católica celebra en este día, con la motivación de orar con y por los trabajadores, por sus familias y por el mundo del trabajo; pero a la vez, reflexionar sobre la dignidad de la persona humana que trabaja y, en general, por el mundo del trabajo recordando que para la Iglesia el trabajo es “la clave de la cuestión social” (San Juan Pablo II. Encíclica “Laborem Exercens”, 3 ). “El trabajo es una de las características que distinguen al hombre del resto de las criaturas (…) solamente el hombre es capaz de trabajar, solamente él puede llevarlo a cabo, llenando a la vez con el trabajo su existencia sobre la tierra” (id, introducción).
    3. En este marco de importancia, queremos felicitar, a pesar de la situación actual debido a la crisis global y la pandemia presente en el país, a todos los trabajadores y trabajadoras en su día, a los que dependen de la economía informal, a los que desde su casa deben hacer esfuerzos importantes para seguir trabajando, a los que se arriesgan a trabajar invertiendo en medio de condiciones adversas, a los que a pesar de la pandemia deben llegar a sus puestos de trabajo, sorteando la deficiencias de los servicios de transporte, de luz, de internet, de gasolina y otros mínimos servicios indispensables para su labor. Acompañamos a los que han perdido su trabajo en medio de esta terrible crisis. Todos son un testimonio silencioso de valores, que como sociedad debemos valorar escuchando sus clamores con la esperanza de darles respuesta.
    4. Hacemos un reconocimiento a todos los trabajadores del sector de la salud, los pequeños y medianos emprendedores, los comerciantes, los panaderos, los servidores públicos, los empresarios y los trabajadores que mantienen vivas las actividades agrícolas, comerciales e industriales del país al ser un testimonio de fortaleza en medio de esta pandemia, que ha dejado en evidencia las debilidades estructurales de un sistema político-económico que no ha sabido dar respuesta a las vivas necesidades del pueblo venezolano para vivir dignamente, como nos lo enseñó el Señor: “para que todos tengan vida y vida en abundancia” (Jn 10,10).
    5. En la realidad actual del país, en medio de una crisis global que es acentuada por la caida de los precios del petróleo, la desmesurada inflación, la corrupción y la aparición de la pandemia del COVID-19, entre otras cosas, el mundo del trabajo ha sufrido cambios vertiginosos, que no favorecen en nada a la dignidad de los trabajadores. Vemos con mucha preocupación que se ha instalado en el país condiciones que desvalorizan el trabajo como medio para la superación y el sustento de la vida de los venezolanos. Las fuentes de empleo en condiciones dignas han sido reducidas, afectando la capacidad de la sociedad de producir “su pan de cada día” pero también de entregar a las nuevas generaciones una cultura y una ética laboral orientada a la perseverancia, la excelencia, la solidaridad y al logro. Es necesario incentivar, por tanto, el trabajo decente, a través de una economía sostenible y no dependiente de coyunturas o ideologías políticas que ponen al ser humano simplemente como un medio más para lograr un fin determinado que no es otra cosa que el poder.
    6. Lamentablemente, el trabajo precario ha aumentado en todo el país. Para muchos la opción de sobrevivir es meterse en la rápida y perversa cadena de especulación que los condena a ellos y a sus hermanos al sufrimiento presente o futuro. Los más pobres se ven obligados a tener que resignarse a aceptar cualquier cosa como pago de tareas de sobrevivencia, lo que se agrava hoy día con la presencia de la pandemia en nuestras localidades, que tiene que ver con la calidad de vida personal y de sus familias, particularmente cuando se trata de los ingresos para los trabajadores informales que desde su casa no pueden producir bienes.
    7. Reconocemos los esfuerzos del Estado en tomar diferentes medidas de prevención como la cuarentena, el aislamiento social; pero debemos recordar que también es su deber asegurar las condiciones para el trabajo y la producción, particulamente para el digno sustento de las familias sin ningún miramiento político, sino humanitario, garantizando el derecho al trabajo y a proteger a los venezolanos durante y después de la pandemia del COVID 19, desmontando el sistema unilateral de toma de decisiones e incluyendo a todos los sectores sociales en una definitiva resolución de las causas que han llevado a Venezuela a este lamentable estado de dependencia y de no producción.
    8. Sabemos las dificultades por las que ha pasado y pasa el sector empresarial en el país, agradecemos el que sigan invirtiendo a pesar de no tener todas las garantías a su favor; les animamos a cumplir sus compromisos y deberes laborales en estos momentos de crisis; a la vez, exhortamos al gobierno nacional para que incentive la producción nacional y distribución de alimentos, de bienes, asegurando lo necesario para la producción y el intercambio comercial, tales como el combustible para todo el movimiento económico del país, la seguridad jurídica para las inversiones y el diálogo con el mundo del trabajo; si esto no se genera en corto plazo, las consecuencias serán más dolorosas que en años anteriores.
    9. En medio de esta grave crisis económica, política, que se profundiza por la pandemia, debemos ser conscientes que nos necesitamos todos y de esto debemos salir todos juntos y muy unidos; como bien lo ha dicho el Papa Francisco: “Si algo hemos podido aprender en todo este tiempo, es que nadie se salva solo. Las fronteras caen, los muros se derrumban y todos los discursos integristas se disuelven ante una presencia casi imperceptible que manifiesta la fragilidad de lo que estamos hechos” (Un plan para resucitar). La decisión la tiene cada venezolano siendo consciente de su propia realidad de vida ante su familia y la patria.

Que San José Obrero junto con María y Jesús, la familia de Nazareth, bendigan a todos los trabajadores y trabajadoras de nuestro querido país.

Caracas, 01 de Mayo de 2020.

+ Mons. Baltazar E. Cardenal Porras Cardozo

Arzobispo de Mérida y Administrador Apostólico de Caracas
Presidente de Caritas de Venezuela

José Luis Azuaje Ayala

Arzobispo de Maracaibo Presidente de la CEV

Mario Moronta Rodríguez

Obispo de San Cristóbal 1° Vicepresidente de la CEV

Raúl Biord Castillo

Obispo de La Guaira

2° Vicepresidente de la CEV

José Trinidad Fernández Angulo

Obispo Auxiliar de Caracas Secretario General de la CEV